El parpadeo es un reflejo normal protector de los ojos. Su frecuencia en los recién nacidos es sólo de 2 veces por minuto y aumenta hasta 15 veces por minuto en la adolescencia, manteniéndose el resto de la vida. Normalmente aumenta como respuesta al dolor, la luz intensa, los cambios de temperatura y humedad, la conversación, …
Existe un parpadeo excesivo cuando su frecuencia es mayor de lo habitual (con igual o mayor intensidad). Puede estar causado por alteraciones en los párpados o polo anterior ocular (conjuntivitis, erosión corneal, cuerpo extraño, …), errores refractivos, exotropias intermitentes o tics.
Un tic es un movimiento convulsivo, involuntario y sin causa aparente de uno o más grupos musculares. Puede estar causado por el estrés, el cansancio o el aburrimiento. Puede afectar a uno o ambos ojos al mismo tiempo (generalmente a ambos) y asociarse con otros movimientos de cara, cabeza o cuello. Es más frecuente en niños que en niñas, con una edad media de 6 años en el momento de su aparición. Desaparecen sin tratamiento, recurriendo con frecuencia de forma intermitente.
Será el oftalmólogo pediátrico quien diagnostique la causa del exceso de parpadeo y prescriba el tratamiento adecuado.